martes, 10 de julio de 2007

El amor, hermosa adicción

¿Porqué nos enamoramos de una persona y no de otra?

La respuesta es incierta, muchos románticos dirán que se debe a la magia, pero numerosas investigaciones psicológicas demuestran la importancia que tienen los recuerdos infantiles -conscientes e inconscientes- y la llamada teoría de la correspondencia (cada cual busca la pareja que cree merecer).

Estás investigaciones, muy a pesar de los poetas románticos de todos los tiempos, deducen que antes de que una persona se fije en otra ya ha construido un mapa mental que determina lo que le hará enamorarse de una persona y no de otra.
Así que antes de que nos encontremos con nuestro verdadero amor ya hemos escogido a la persona ideal a quien amaremos.
Aunque yo digo, ¿Encontrarnos con esa persona que cumple nuestro mapa mental y que correspondemos con el suyo, además de en el lugar y momento adecuados no puede ser provocado por algo que no puede ser otra cosa que... ¿Magia?

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Yo creo que encontrar el amor es magia, otra cosa es qué es el amor, qué provoca en nosotros ese sentimiento de locura y ese comportamiento desconcertante, eso no es más que procesos químicos que se generan en nuestro cuerpo.

Cuando encontramos a la persona adecuada nuestro cuerpo se pone en guardia, ha encontrado a la persona y no puede perderla, pero tiene que hacer algo, tiene que dar la alarma, nuestro corazón late más deprisa, la presión arterial sistólica aumenta, liberamos grasas y azucares para que nuestra capacidad muscular aumente e incluso generamos más glóbulos rojos (ya quisieran los ciclistas estos efectos) todo para alertar y preparar a nuestro organismo que entra entonces en ebullición.

A través del sistema nervioso el hipotálamo envía mensajes a las diferentes glándulas del cuerpo ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina (neurotransmisores que comunican entre sí a las células nerviosas).

Pero el verdadero enamoramiento parece ser que sobreviene después, cuando se produce en el cerebro la FENILETILAMINA, compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas. Sí, el amor no es otra cosa que una droga, una enfermedad si quieres llamarlo así, pero droga o enfermedad, no cabe duda de que es maravillosa.
Hay dos cosas que el hombre no puede ocultar: que está borracho y que está enamorado
Antífanes -388-311 a. C.-, comediógrafo griego
El amor, la feniletilamina, es una droga sin duda, afecta directamente a nuestro sistema nerviososo, se aloja directamente en el hipotálamo al lado del miedo, el orgullo, los celos, el deseo, y que los organiza y controla a su antojo. Nos provoca un estado de euforia y que incluso puede provocar una cierta ceguera en el sentido de que el afectado se niega a ver los defectos de su enamorado.

Cuando la feniletilamina aparece todo es urgente, efervescente, ya no manda ninguna parte más del cerebro, nuestro cuerpo es controlado por esta hormona, las glanduras sudoríparas, el músculo intestinal, los genitales, todos obedecen a sus órdenes… ¡constricción!, ¡dilatación!, ¡secreción!, ¡erección!. Es el reino del siento-luego-existo, de la carne, las atracciones y repulsiones primarias..., el territorio donde la razón es una intrusa.

"El que vive enamorado delira, a menudo se lamenta, siempre suspira, y no habla sino de morir." Pietro Metastasio
Pero la real causante de que perdure verdadero amor cuando la feniletilamina no se apodera de nuestro cuerpo por completo si no que aparece cuando la solicitamos es otra hormona llamada oxiticina, que no deja de estar relacionada con la anterior. Esta hormona está más relacionada con patrones sexuales y con las conductas maternal y paternal. También se asocia con la afectividad, la ternura y el acto de tocar. Algunos la llaman la "molécula de la monogamia" o "molécula de la confianza", ayuda a afianzar el vínculo entre una madre y su bebé, entre el amado y la amada, con todas sus versiones de género y conducta. Es esta la auténtica droga del amor, la del amor verdadero.

Otras fuentes dicen que, irremediablemente, todas estas reacciones químicas acaban desapareciendo y el hecho de que permanezca la pareja unida son, en este caso, las endorfinas –otra droga de estructura similar a la de la morfina y otros opiáceos- que confieren la sensación común de seguridad comenzando una nueva etapa, la del apego. Por ello se sufre tanto al perder al ser querido, dejamos de recibir la dosis diaria de narcóticos.


NOTA:
Es curiosos el hecho de que los enamorados que vieron su amor no correspondido o sus relaciones rotas tienen la tendencia a consumir chocolate, que curiosamente es muy rico en feniletilamina… ¿Casualidad?
Intentan calmar su déficit de feniletilamina, su mono, es su metadona hasta que la magia aparezca y les ofrezca de nuevo su dosis.



Fuentes:
wikipedia
elnuevodiario
Texto en cnice de Francisco Muñoz de la Peña Castrillo, IES Carolina Coronado


Gracias peque por la idea, y gracias magia por permitirme encontrarla

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sí...gracias a la magia por haberme llevado hasta ti y a la fenialanina por haberme creado esta adicción tan maravillosa; y sólo espero que la oxitocina "me enganche" el resto de mi vida para que estemos juntos para siempre ;) Aun así sigo pensando que hay partes del amor que la ciencia no puede explicar...tiene que ser algo mucho más espectacular que simples neurotransmisores. Me ha encantado esta entrada del blog ;)